Como se vio en el
libro “El animal humano” proyectamos nuestra VP sobre objetos, que bien pueden
ser llamados amuletos, iconos, estatuas de dioses, o cualquier otra cosa,
dependiendo del nivel de sacralización. Así cercamos la VP y cuidándola en el
objeto respondemos efectivamente al carácter entrópico de lo que nos rodea. Por
naturaleza somos sensibles al amuleto, aunque se trate sólo de un par de
zapatos.
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