sábado, 10 de septiembre de 2011

Apariencias de poder

Los animales disponen de signos naturales que manifiestan visiblemente su Voluntad de Poder. Pueden ser colores, formas o apéndices de todo tipo, plumas, pelo, etc. Está claro que estos signos son frecuentes en aves o peces, sobre todo ligados a la libido, a la potencia sexual de los sexos, especialmente al masculino. Pero nos interesa aquí y ahora las apariencias de poder de los primates, que son nuestros parientes más próximos.

Las hembras de varias especies, como los chimpancés, babuinos, talapoins y mangabeys tienen un área de piel alrededor del perineo que se hincha y se pone de color rosa brillante durante los días siguientes al fin de la menstruación. En animales cuyo olfato se ha debilitado lo visual cobra una importancia grande. Tal tumefacción genital es un enigma zoológico. Algunos han indicado que quizás se deba a que la tumefacción atrae a varios machos del grupo, dando mayor oportunidad de atraer a los de rango más alto. Lo cierto es que esto tendría sentido en grupos en los que una hembra puede copular con varios machos, pero esto no se cumple en todas las especies que presentan esta característica, y además también se da en grupos donde la hembra copula con un solo macho. La cuestión parece insoluble porque está mal planteada, las tumefacciones sexuales no son sólo un signo sexual, son un signo que manifiesta la VP, mediante este signo las hembras indican no sólo su receptividad sexual, sino que señalan su status social, su rol de mayor o menor dominancia en el grupo. Este signo de poder tiene valor no sólo para atraer a muchos machos, sino para interesar al macho único, indicando la preponderancia sobre el resto de las hembras. El que tal signo no siga unas líneas taxonómicas claras, pues lo poseen especies alejadas entre sí, y no esté siempre presente en especies próximas, se debe a que es un rasgo secundario recurrente, es decir, no es imprescindible para sobrevivir pero es muy atractivo, pues elimina incertidumbre de la vida grupal del primate. Hay otras maneras de marcar la VP, como el olor o el comportamiento, que pueden hacer innecesaria la tumefacción genital, pero en animales donde el ojo tiene tanta importancia la apariencia de poder es muy valorada, no sólo en la bestia, también en el hombre.

Las apariencias de poder son signos que forman parte de la estructura social, por eso se desarrollan a través de oposiciones y correlaciones. Los mandriles machos poseen en el rostro y en las posaderas unos colores rojo y azul muy marcados, que les sirven en la edad adulta para indicar su jerarquía social, y que se vuelven incluso más intensos cuando muestran un comportamiento agresivo, aprendimos con el estudio de los canales instintivos que la agresividad está íntimamente ligada a la VP. En los mandriles y en el hombre el llamado dimorfismo sexual no más que una apariencia de poder ligada al sexo.

Podemos estudiar la apariencia del hombre y de la mujer como un sistema de signos de poder. La corpulencia física indica que macho es más fuerte, y también que éstos poseen un signo de poder positivo con respecto a las hembras. Signo de poder masculino es el pelo, especialmente el de la barba, que también puede ser una máscara del animal humano. En la mujer lo es el monte de Venus y el pelo de las axilas. La cabellera es fácilmente identificable como un atributo femenino en diversas culturas, los hombres son mucho más tendentes a la calvicie, que está relacionada con las hormonas masculinas. Lo opuesto a la mujer es lo más masculino: falta de pelo en la cabeza. Lo opuesto al hombre es lo más femenino: pechos turgentes, falta de pelo en el cuerpo. El hombre, como el resto de las especies mamíferas, posee apariencias de poder en ocasiones ligadas con la sexualidad, y que suelen ser coherentes, pues las diferencias impuestas entre los sexos nunca son insalvables. La hembra humana no posee tumefacción genital, toda su apariencia de poder es permanente, no obstante posee un signo de poder particular e íntimo, el himen. Este indica no ya monogamia, que es un término más cultural que natural, sino más bien exclusividad, la hembra virgen tiene un poder apreciado por el hombre. Todo ser busca que su esperma sea el elegido. A veces este poder es tan fuerte que se convierte en un no-deseo, y el desvirgamiento en numerosos pueblos pasa por un ritual de delegación, lo cultural negativiza el poder de la mujer, como casi siempre lo ha hecho, la cultura es masculina, la socialización femenina.

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