sábado, 24 de septiembre de 2011

La verdad de Dios

            Dios es la metaestructura, tal y como ésta es definida en la Física Estructural. Es lo que está más allá de los límites estructurales, lo que carece de forma y de estructura. La metaestructura se manifiesta en  el Principio de continuidad estructural de la materia, es por decirlo de la manera más sencilla, lo que une unas estructuras con otras. La Gravedad es mensurable, expresa la lc del sistema terráqueo, y es una fuerza medible pero intangible, carece de forma y de estructura, la gravedad está próxima a la metaestructura. Pero la gravedad no es Dios, es parte de Dios, como lo es también la materia. De todos modos no es cierto que la gravedad sea del todo metaestructural, ya que está sujeta al límite estructural, y la metaestructura está más allá del límite estructural, la gravedad es la lc inherente al límite estructural de los astros. Vemos que la metaestructura es lo que cohesiona los átomos, las galaxias, y todos los sistemas y estructuras. Es el Nexus del Universo.
En física a este tipo de fuerzas que unen los diferentes cuerpos se las denomina de diferente forma, según sean microscópicas o macroscópicas, pero como dije antes la gravedad o cualquier otra fuerza condensativa no es la metaestructura, es la manifestación de la misma, la certitud de que existe algo más aparte de la materia.
Pero entonces si Dios se manifiesta a través de la estructura y la metaestructura, dónde existe?, qué es Dios? Dios es todo clara está, pero dónde reside. Dios reside en la metaestructura. Dios es la metaestructura. Pero qué implicaciones se deducen de aquí? Muchas. Dios es el azar. Las cosas acontecen siguiendo una serie de variables y pasan de una manera y no de otra, quien está detrás del azar histórico es Dios. El hombre como creación parte de la evolución de las especies, del azar del medio con el azar de las mutaciones genéticas; Dios creo al hombre a su imagen y semejanza, el hombre es hijo del azar. Dios juega a los dados.
Las coincidencias demuestran que el azar no es un mero juego de divergencias. El azar es convergente y en las coincidencias contemplamos los tejemanejes de la trama divina. La teoría del caos nos dice que incluso en las turbulencias parecen existir patrones de dispersión; los fractales son la huella de Dios, estructuras encerradas en otras estructuras, metaestructura en estado puro. Los atractores son la expresión del Principio de la continuidad estructural de la materia en la teoría del caos.
Entre el estímulo y la respuesta conductista falta algo, falta el término de incertidumbre. Entre la realidad que genera unos estímulos y las respuestas de comportamiento se encuentran estructuras de pensamiento, lógicas, instintivas, etc. El término de incertidumbre no es ninguna de estas estructuras, es el enlace entre ellas, el término de incertidumbre es metaestructura, azar referido en este caso a la conducta.
En el núcleo mismo de la evolución hay caos puro. La mutación generadora de variación es un proceso estocástico (regido por el azar). Por contra la selección natural es un proceso determinístico, es decir, no regido por el azar, por términos de incertidumbre. Pero no es del todo cierto si consideramos rasgos evolutivos como el bipedismo, que es un término de incertidumbre; no sólo hay variantes positivas y negativas a priori, también hay variantes genéticas neutras, o casi neutras, dentro de la selección natural.
La moderna teoría del caos predica que puede haber orden, leyes que podemos conocer, en el interior de un sistema dinámico, y que, sin embargo, su comportamiento futuro puede ser impredecible. Cuando analizamos un sistema lo podemos hacer estructuralmente, analizando sus límites estructurales presentes, pero cuando hablamos de un análisis futuro este pasa por la metaestructura, y por los consiguientes términos de incertidumbre.
El alma es metaestructura. Somos el pensamiento de Dios, su conciencia. La conciencia es metaestructura. Nuestra noción de ser está más allá de los límites de nuestras estructuras de pensamiento. El alma es nuestra conciencia, nuestra metaestructura individual. Al morir el alma se une a Dios, a la metaestructura universal.
Cuando dos piensan la misma cosa sus pensamientos rozan la metaestructura universal. La telepatía es puro azar. Pero no el azar tal y como lo conocemos, sino el azar como voluntad de Dios, existe un ente que crea términos de incertidumbre. Los términos de incertidumbre no surgen de la nada, esto es lo que pensamos cuando hablamos de azar, sin embargo en la FE los términos de incertidumbre surgen de la metaestructura, que tiene sus designios propios, los designios de Dios.

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